~ Responsabilidad ~
En esencia, todos los seres humanos somos magníficas manifestaciones o pilares de Luz viviente. Lo que equivale a decir, que todos sin excepción alguna podemos llegar a ser magníficas expresiones de la gloria y la majestuosa perfección de Dios. Una vez llegado a determinado punto evolutivo, es imperante liberarse de todas las pesadas cadenas que nos atan inexorablemente al analfabetismo espiritual.
De las cuales, los eslabones mas densos o pesados tienen que ver con los incontables obstáculos que genera la rígida y contractiva emoción del miedo. Claros ejemplos de esto los podemos ver en el predominio de la ignorancia, la ceguera espiritual, la intolerancia, la fe ciega, así como también, de la esclavitud mental y la ruina ética y moral.
La realidad mundial actual puede ser leída o interpretada de muchas maneras. Pero, indudablemente el componente del miedo le será inherente a cualquiera de ellas, independientemente de las múltiples razones del temor atávico que sufre gran parte de la humanidad. Ahí se encuentran parte importante de las raíces del sufrimiento, la obsesión y la agonía propia de la desesperación que se observan por doquier.
Mientras nos sigamos aferrando obstinadamente a juicios, dogmas, creencias, falsedades e ideologías que nos han producido pésimos y lamentables resultados, resulta muy difícil de creer que la realidad que nos envuelve manifieste algo diferente a las experiencias que nos han llevado a nuestra estrecha y limitada realidad actual.
La manera más eficaz de crecer y desarrollarse para el ser humano, es la de enfrentarse con valor, sinceridad y aplomo a sí mismo; y en dejar de lado la cómoda y lastimosa costumbre de culpar a otros por todo lo que nos ocurre. Ser responsables de nuestros actos, pensamientos y palabras en una muestra de madurez emocional, mental y espiritual.