~ Breve Mirada al Mundo de los Q’eros ~
Hablar de la Nación de los Q’eros, no resulta nada de fácil, ya que son un pueblo y una cultura que se encuentran mas allá del mundo de los conceptos y las palabras. Los orígenes de la sabiduría y el conocimiento inherente a esta particular nación andina, se pierden en el gran misterio de los tiempos; en aquellas regiones donde la historia oficial no es mas que una pálido trazo descriptivo de un mundo que se extiende mucho mas allá de sus limitadas fronteras y estrechas interpretaciones. Para tratar de comprender el mundo de la Nación de los Q’eros, necesariamente hay que remontarse a la vida en Sud América, antes de la llegada de los españoles.
Lo que sabemos, de acuerdo a la historia oficial de lo que ocurría en América al momento de la llegada de los primeros europeos es solo el reflejo de lo que vieron aquellos personajes que provenían de un mundo en extremo diferente en todos los sentidos y medidas. Y en cualquier caso, en buena parte, no es mas que una descripción infantil, superficial y poco profunda de la realidad de los pueblos originarios que habitaban las tierras de América en aquel entonces. No debemos olvidar que en su gran mayoría quienes conformaban las primeras partidas de europeos en América, eran personas bastante oscuras, llenas de avaricia, ávidas de lograr fama y riqueza a cualquier precio, aventureros de extremada crueldad y con un desarrollo y entendimiento espiritual muy precario y limitado.
En el caso especifico de la sociedad de los Incas, la expedición que comandaba Francisco Pizarro, se encontró un mundo insospechado y tremendamente majestuoso, con un desarrollo impresionante y una refinación tal, que se encontraban absolutamente mucho mas allá de su escaso discernimiento y estrecha comprensión. En aquellos tiempos, el Tawantinsuyo o imperio Inca, se extendía ampliamente en las cuatro direcciones y estaba conformado por un arco iris de sociedades de gran diversidad cultural, condiciones geográficas muy diferentes, formas de vidas singulares y grados evolutivos y de desarrollo, también muy diversos entre sí. Todo ello, como el resultado del crisol de muchas mezclas y fusiones de pueblos, culturas y etnias, en un largo proceso de milenios de asimilación e interacción social.
Dentro de dicho mundo, según se dice, el pueblo de los Q’eros, pertenecía a una especie de elite o casta sacerdotal, que se encontraba al tope en lo que se refiere al conocimiento, la sabiduría y el desarrollo espiritual, en cuanto a la cosmovisión andina. No debemos olvidar que incluso aún hoy en día, con todo el progreso, los avances y el desarrollo tecnológico, no existen respuestas satisfactorias en el mundo de las ciencias, acerca de los fascinantes y maravillosos logros de los Incas, en los campos de la ingeniería, la arquitectura, la astronomía, o la medicina. Lo mismo es también muy válido, para su gran organización social, el desarrollo de la agricultura en los diferentes niveles de altura, su elaborado y bello arte textil o su refinación artística y musical.
La infraestructura de los caminos, los acueductos, y obras monumentales como Sacsawaman, Koricancha y Machu Picchu, son solo algunos ejemplos de la inmensa gloria y el esplendor alcanzado por la notable y asombrosa cultura inca.
En cuanto a los Q’eros, y de acuerdo a sus tradiciones ancestrales, las que se han transmitido sin interrupción oralmente de generación en generación, recibieron con anticipación de la voz de los Apus, los espíritus de las montañas, la información acerca de la llegada de los extranjeros y de todas las fatales consecuencias que ello tendría para sus antiguas formas de vida. Fueron instruidos a alejarse y a establecer sus comunidades en lugares inexpugnables para los extranjeros, donde mantendrían vivas sus tradiciones y sus saberes ancestrales; hasta que los tiempos propicios volvieran a presentarse. A partir de aquellos años, ellos iniciaron un exilio voluntario, el que se mantuvo por casi 500 años, período en el que muy poco se supo de ellos.
A partir de aquellos tiempos, se establecieron en pequeñas comunidades aisladas en las alturas de los Andes, separándose de la historia y de la suerte que corrieron las distintas comunidades indígenas del territorio, que de ahí en adelante se llegó a conocer como el virreinato de Perú, luego del encuentro del mundo andino con el mundo europeo. De esa forma, los Q’eros lograron mantener inalterables muchos de sus secretos, su religiosidad, sus costumbres y antiguas formas de vida, así como los conocimientos esotéricos ancestrales propios de la maravillosa cosmovisión andina.
Entre los que se cuenta su identificación e integración plena con las fuerzas de la naturaleza. Para ellos, resulta natural el comprender el lenguaje del viento, el conversar con el poder inmanente detrás de la bendición de las lluvias, el escuchar el canto de las piedras o el conversar con los Apus que moran en el corazón de las montañas. Saben interpretar correctamente la señales tras el vuelo del Cóndor, el mensaje que se esconde en el poder del fuego sagrado, así como también, son expertos en la invocación de las presencias tutelares del mundo sobrenatural, a través de la danza y el dulce sonido de las quenas, las flautas y las sonajas.
Su gran respeto y adoración por la Abuela Pachamama y los espíritus que moran en el corazón de los Apus, su reverencia por el Taita Inti y la Madre Killa, así como sus amplios conocimientos tanto del mundo físico, como del mundo energético, les permitieron adaptarse a condiciones climatológicas extremamente rudas y severas. Tanto en lo que se refiere a los fuertes vientos, intensas lluvias, prolongadas nevazones, así como a las bajas temperaturas propias de las alturas en que se establecieron las distintas comunidades; las que varían entre los 3.000 y los 4.500 metros de altitud.
Podemos imaginar a los niños y los jóvenes, junto a sus llamas y sus ovejas escuchando y aprendiendo directamente de boca de los sabios y los ancianos, la narración de sus hermosos mitos y leyendas. Así han ido transcurriendo apaciblemente los siglos, en la vida simple, tranquila y sabia de sus comunidades, entibiada con del calor de las fogatas, bajo el brillo silencioso y cómplice del mundo de las estrellas y con el elevado consentimiento, la guía y la presencia sutil del mundo de los ancestros.
Son expertos conocedores de todo el mundo de las plantas que los rodean, así como de sus poderes medicinales, y por lo general, cuentan con excelente salud, larga vida y excelente sentido del humor. La Mama Coca, con su maestría y sus mágicos poderes, forma parte inseparable de sus vidas, como fuente de alimento físico y espiritual. Les habla de muchas formas y los acompaña en todo tipo de festividades y rituales, además de ser una incomparable compañera en la soledad de los caminos y en la adaptación a la vida rigurosa en las alturas de las montañas.
Naturalmente, al igual que en cualquier sociedad, hay diferentes grados y niveles de comprensión y entendimiento acerca de las diferentes realidades. Hay muchos misterios y grandes revelaciones, para todo aquel que con respeto y reverencia se acerque al asombroso y enigmático mundo de los Q’eros.
Según ellos mismos han manifestado, alrededor de unos 20 años atrás, el consejo de ancianos decidió que era el tiempo de volver a salir al mundo para entregar su contribución y su legado para lograr un nuevo mundo en que reine la Paz y la Armonía. En el presente hay algunas delegaciones de representantes del pueblo Q’eros, que recorren el mundo, con el corazón abierto, y que con mucha humildad y reverencia están entregando sus conocimientos a las personas que se encuentran abiertas y en afinidad con sus profundos mensajes.
Gran parte de los secretos y los misterios de la civilización Inca, se encuentran ligados y entrelazados al espíritu de las diferentes comunidades de la Nación Q’eros; donde por cierto, abundan los chamanes, los curanderos y seres de mayor comprensión y entindimiento espiritual. Ellos nos hablan de un nuevo tiempo, un nuevo Pachakuti, en que el condor y el águila se abrazan y se hacen uno en el firmamento celestial. De un tiempo de integración y de balance entre la energías masculina y femenina, entre la mente y el corazón, entre la intuición y la razón y mayor equilibrio entre ambos hemisferios cerebrales.
Un mundo mejor es posible. El Sol, la Luna y las Estrellas nos hablan de una nueva Edad Dorada que ya se perfila en el horizonte. Finalmente es nuestra elección y está a nuestro alcance, el hacer los esfuerzos suficientes para volar libremente, hacia las insondables alturas del mundo de la Unicidad y la Consciencia amplificada.