Mira y observa quién eres,
y escucha la voz de tu alma.
Observa y hazte consciente
de la realidad de tu Ser.
No malgastes el tiempo en
banalidades y en vivir la vida
en forma frívola y superficial.
Ese el el camino seguro hacia la frustración,
el drama, la infelicidad y la insatisfacción.
Despierta, y mira el vuelo del picaflor.
escucha el canto del viento,
y maravíllate con la belleza
de una noche estrellada.
Agradécele al padre Sol
y a la madre Luna, por
respirar una vez más
la belleza de un nuevo día.
Ábrele la puerta al soplo del espíritu,
y deja que los frutos del Amor
endulcen la ternura de tu Ser.
Sonríe, confía y alegremente
sigue la Senda de tu Corazón.
No hay senda más verdadera
ni más sagrada, que la que te
lleva de regreso a la cálida morada
de tu dulce corazón.
~ Águila Blanca ~