Los maravillosos Secuoyas, son la especie viviente mas grande del planeta, superando en ocasiones los 100 metros de altura, y los 30 metros de diámetro. Se calcula que algunos especímenes pueden llegar a vivir entre 3.000 y 4.000 años. Eso respecto del plano físico, ya que en el plano etérico, son una expresión de la Inteligencia Dévica, y cumplen un rol muy relevante dentro del mundo de la Madre Naturaleza. De hecho, desde muy antiguo, fueron reverenciados y considerados como grandes guardianes y benefactores, en un sentido muy amplio entre los pueblos nativos que poblaban sus alrededores, los que alcanzaban y cubrían grandes superficies del oeste del sub continente norteamericano.
Por millones de años cubrieron la costa oeste de lo que hoy es Estados Unidos, en particular del estado de California. Miles y miles de hectáreas de este bello gigante, gentil y sabio, se extendían en maravillosos e imponentes bosques, efervescentes de vida, alegrando y vitalizando con su majestuosa presencia a todos los diferentes reinos de la naturaleza. Hoy su superficie y su existencia se encuentra lastimosamente disminuida y acotada a unos pocos lugares en unos cuantos parques nacionales.
La cima de los Secuoyas, con su bello manto que cubre y reviste las montañas, es uno de los puntos planetarios donde desde siempre convergen y se encuentran las energías descendentes de los planos superiores, con las energías ascendentes provenientes del mundo físico del plano terrestre. Ahí podemos ver una de la razones principales por la que el hombre en todos los tiempos a buscado la soledad, la templanza, la visión intuitiva y la fuerza interna, en las cercanía propia de dichas magníficas alturas.
Para las culturas antiguas, la sorprendente vida de los bosques en sus diferentes expresiones, era sagrada y se encontraba siempre rodeada de magia, misterio y encanto. Raramente volteaban un árbol sin un alto propósito, y solo ocupaban y se servían de los especies caídas, los que eran mas que suficientes para cubrir sus diversas demandas y necesidades.
Pero bueno, vivimos en un mundo frío y materialista, en que lo sagrado no cuenta, ni tiene valor. Y por lo tanto, en unas pocas décadas los imponentes bosques de Secuoyas, han sido talados y depredados hasta casi su total extinción por los grandes consorcios madereros y sus intereses comerciales. Generándoles inmensas fortunas a sus egoístas e inconscientes dueños y naturalmente por contraste, grandes desastres ambientales y desequilibrios en las rejillas energéticas del planeta.
Determinadas especies de los diversos reinos que habitan y evolucionan en el planeta, cumplen ciertos roles y tareas muy importantes desde la perspectiva espiritual. Son Seres dotados de alta inteligencia y elevada vibración, que asisten y ayudan a la ejecución del plan divino y al sostenimiento y la expansión de las fuerzas todo creadoras. Tal es el caso, por ejemplo, de los delfines y las ballenas en el caso del reino animal.
En el caso del reino vegetal, sin ninguna duda, los Secuoyas pertenecen a dicha especial categoría. Entre las que también se cuentan lo que conocemos, como las plantas sagradas o maestras, tales como el Ayahuasca en mundo la selva, el Peyote en el desierto de Norteamérica o la abuela coca en las culturas de los Andes.
Desde esa perspectiva, se puede decir que los Secuoyas pertenecen a la Inteligencia Dévica Colectiva. Y desde luego, actúan como fuentes armonizadoras de la naturaleza irradiando poderosas vibraciones de alto poder y protección en todas las áreas circundantes. Además son grandes purificadores ambientales y captadores de todas las energías negativas y discordantes, las que absorben a través de sus cuerpos gigantes en cantidades impresionantes, para luego transmutarlas y eliminarlas, evitando de ese modo muchas consecuencias catastróficas en la forma de desastres naturales, tales como tornados, huracanes, inundaciones u otros.
También los podemos ver como un sagrado vínculo con las raíces y el pasado remoto y ancestral del género humano. Ya que en ellos se encuentran los registros de la memoria de la verdadera historia de la humanidad. La cual dista mucho de lo que conocemos como la historia oficial, la que desde ese punto de vista, viene a ser tan solo como la punta de un iceberg. Los Secuoyas vendrían a ser algo así, como una biblioteca viviente, en la que se encuentra contenida toda la información de todos los tiempos y de las civilizaciones antiguas. Lo que por cierto, nos lleva a encontrarnos con la verdad de las grandes civilizaciones tales como la maya, azteca, inca o tantas otras, e incluso a remontarnos a los tiempos mas remotos aún, de los desaparecidos continentes de Lemuria y la Atlántida.
Solo el hecho de observar desde cerca a una Secuoya, produce una sensación muy especial y única, lo que fácilmente se puede transformar en una experiencia mística al caminar entre medio de un bosque de las mismas. Eso lo puede validar cualquier persona sensible que le haya tocado vivir dicha experiencia. De la misma manera, nos pueden transmitir mucha información y sabios consejos, cuando los invocamos con respeto y reverencia, ya sea en los estados contemplativos, en profunda meditación, o aún en el mundo de los sueños. Sin duda, los Secuoyas, constituyen igualmente una gran medicina para el Alma.
Usando un poco la imaginación, los podemos ver como una conexión o un puente con aquellas épocas remotas y olvidadas en la memoria humana. Las que suelen ser narradas en el folklore de los pueblos antiguos, a través de fábulas, parábolas o leyendas místicas. O bien, en los bellos cuentos de hadas, y duendes que tanto atrajeron nuestra mirada y nuestra atención en los tiempos de la tierna niñez. Historias mágicas, donde veíamos con toda naturalidad que los seres de los reinos vegetal, mineral y animal se manifestaban en consonancia, armonía y plenitud con el mundo visible.
Para el hombre moderno, el poder intentar comprender la realidad que se encuentra mas allá del entendimiento intelectual o racional, no es algo que le resulte natural y obvio. Ya que hemos perdido la conexión con nuestras facultades intuitivas, así como también las capacidades de pensar por nosotros mismos, y finalmente el pensamiento colectivo es algo que tiene muy poco que ver con nuestras propias experiencias personales.
Algo muy diferente a lo que podemos ver en las diferentes culturas antiguas, en particular las culturas originarias, en las que no existía tal división entre las fronteras de los mundos visible e invisible. Posiblemente, la situación planetaria nos llevará indefectiblemente en algún momento a cuestionarnos el paradigma racional, ofreciéndonos a cambio el retorno al camino del corazón y la Consciencia del Ser, donde la Tierra es nuestra Madre y todos los seres que la pueblan nuestra querida familia.
Algunos otros ejemplos de la relación del hombre con el mundo espiritual de los árboles, lo podemos ver en el respeto y la reverencia de la cultura maya por la Ceiba, del mundo celta por el Roble o el Fresno o bien, de la cultura mapuche por el Canelo o el Pehuén.
Por otro lado, desde tiempos inmemoriales los sadhus, los rishis y los santos de la India, han pasado largas jornadas meditando bajo árboles sobre los que profesaban mucho respeto y devoción. Un ejemplo muy ilustrativo de aquello, lo podemos encontrar en las leyendas que nos cuentan, que el mismo Buda, se iluminó a los pies de un mágico y bello Baniano.
Vaya todo mi respeto y mi reverencia a estos seres maravillosos y bondadosos que han cumplido un rol metafísico tan importante en mantener el equilibrio energético y físico del planeta. A pesar de todo el horror que han debido sufrir a causa del metal de las hachas y las sierras, que en nombre “del progreso y la civilización”, los han llevado al borde de la extinción.