~ Encuentro Divino ~
Esta histórica foto fue tomada el 26 de julio de 1957, cerca de las orillas del río Ganges, en las faldas de los Himalayas, cerca de Rishikesh. Aquel día, misteriosamente Sai Baba hizo detener el vehículo en que viajaba, y descendió por una pendiente en la ladera de un cerro, hasta la entrada de la cueva en la que vivía por más de largos treinta años, Swami Purushottamananda. Un santo eminente, perteneciente al linaje del gran maestro, Ramakrishna Paramahansa, a la vez que un elevado exponente del mundo de los yoguis de los Himalayas. El santo había logrado alcanzar una gran estatura espiritual, producto de haber dedicado parte importante de su vida a la práctica de un ascetismo prolongado y riguroso, con particular énfasis en el estudio y la comprensión de las sagradas escrituras.
Las personas que se encontraban presentes en este magno acontecimiento, estaban muy sorprendidas, ya que el santo parecía estar esperando a Baba, aún cuando nunca se habían visto con anterioridad, ni nadie de la comitiva había sido informado de esta inusual visita. Quienes conocemos acerca de los lilas de Baba, sabemos que el está mas allá de cualquier protocolo o programa y que los milagros son su carta de presentación. La inescrutabilidad de su comportamiento, es parte habitual de su divino repertorio.
La cueva en que el santo habitaba, lleva por nombre Vashista Guha, en honor del legendario sabio del Ramayana, una de las mayores joyas de la épica hindú. La cual ha sido santificada por la presencia de innumerables sabios, monjes, rishis y anacoretas, quienes han practicado en ella sus austeridades y sus prácticas espirituales desde tiempos inmemoriales.
Baba, repitió la visita al día siguiente, materializando en la palma de su mano, un rosario de hermosas y brillantes cuentas de cristal para el Swami. Solo Dios sabe que habrán conversado aquellos colosales portentos del mundo espiritual. El hecho, es que en la noche de aquel día, Sai Baba, poniendo su cabeza en el pecho del sabio, le concedió una misteriosa y maravillosa experiencia de la Visón Divina, la cual, el Swami había buscado y anhelado fervorosamente a lo largo de su intensa vida de ascetismo.
Misteriosos son los divinos juegos del Señor. Ya que algunos años mas tarde, en Febrero de 1961, Swami Purushottamananda abandonó su cuerpo físico en la noche de celebración del festival de Maha Shivaratri, en el preciso y auspicioso momento de la creación del lingam que emergía por la boca de Sai Baba, a miles de kilómetros en el ashram de Puttaparthi.
Este incidente se encuentra bella y poéticamente narrado por el profesor N. Kasturi, en el libro Sathyan, Shivan, Sundaram, volumen 1, en el que relata los primeros años de la vida de Sai Baba. Cabe consignar que el señor N. Kasturi, no solo fue el biógrafo de Sai Baba, sino que además tuvo el extraordinario y raro privilegio de ser una de las personas más cercanas al majestuoso y esplendoroso Avatar.