Uno de los tesoros mas valiosos e importantes que debemos ir adquiriendo los seres humanos para progresar en el camino espiritual, es la valentía. Sin valentía nunca llegaremos muy lejos. El verdadero enemigo del guerrero espiritual mora en su interior. Y, para derrotarlo, sin lugar a dudas, el remedio mas eficaz lo constituye el «autoconocimiento».

 

Quien lo ignora todo acerca de sí mismo, es presa muy fácil para todas las pesadas, envolventes y contractivas energías del miedo. Si observamos la realidad mundial de los últimos años podremos comprobar muy fácilmente dicha aseveración. Unos pocos (muy pocos), dominando y poniendo de rodillas a las inmensas mayorías, a través de la pulsación incesante del miedo, la falsedad y el terror.

 

Los miedos se encuentran en las antípodas de la valentía. Nos hacen sordos a los llamados del espíritu y al glorioso clamor de la verdad. En la tierra de los valientes, reinan la cordura, el sentido común, el buen discernimiento, la verdad, la empatía, el amor, la humildad; y todo aquello que eleva al hombre a su máxima expresión.

 

La masa crítica necesaria para el Gran Despertar, solo se logrará cuando un número importante de seres humanos abran sus corazones, separen la paja del trigo, se alejen de la perturbación de las vibraciones negativas y caminen según los dictados de su Ser Superior.