~ Plan Divino ~
La tríada mística de simplicidad, sinceridad y honestidad son muy buenas compañeras del aspirante espiritual. Un corazón simple y sincero y honesto es suficiente para amar a Dios.
Aquellos que son capaces de amar con simplicidad, sinceridad y honestidad a Dios, reducen mágicamente la carga de sus pesares, problemas, dudas y tribulaciones
Ser simple, sincero y honesto no es tan difícil. Solo necesitamos reformarnos, reeducarnos, enderezarnos y confiar y tener fe en la majestuosidad del Plan Divino.