Ciertamente, la medicina más efectiva y poderosa es la que se encuentra presente en la Madre Naturaleza. Dicha medicina se encuentra presente en el agua fresca que bulle de emergente vida en las cascadas, los arroyos, los lagos, los océanos, etc. En el aire puro, en la vigorosa luz del sol, en el poderoso y mágico remedio de las plantas, las frutas, los vegetales, en la alimentación nutritiva y balanceada, o en el inmenso poder telúrico de las montañas. Esas son solo algunas de las tantas manifestaciones del ilimitado poder curativo que podemos encontrar en la majestuosidad y esplendor de la Madre Naturaleza.

 

La oración, la auto indagación, la meditación, la contemplación, el servicio desinteresado al prójimo, la práctica espiritual metódica y constante, el sano cultivo de buenos hábitos y buenas costumbres, también constituyen en sí mismo medicinas de muy alto grado. De modo, que sin llevar un estilo de vida sano, moderado, sensato y consciente, es muy difícil pensar que lograremos experimentar una vida fértil, amorosa, próspera y sostenidamente saludable.

 

Por cierto, la medicina farmacológica también cumple una función importante en muchos casos y determinadas situaciones. Pero, de ahí a pretender que debemos depender de ella para vivir en forma sana y saludable, o para estar fuertes y entusiastas es algo total y absolutamente errado, y revela gran ignorancia. Sin embargo, hoy en día las grandes mayorías destruyen sus vidas con costumbres malsanas, malos hábitos y el permanente consumo de elementos altamente tóxicos; para posteriormente pretender reparar los daños con dependencia y uso inmoderado de supuestos remedios que no hacen más que empeorar, envenenar y arruinar lamentablemente las vidas de tantas y tantas personas.

 

Sin lugar a dudas, la elevación y la refinación de la consciencia es la medicina más sublime y prominente; y, que por lo demás, es la única que nos puede llevar a alcanzar los objetivos y metas mas elevados a los que puede aspirar cualquier ser humano. Aún cuando de momento proporcionalmente son muy pocas las almas que transitan por dicha bendita senda; el incremento sustancial de dicho número de almas, gradualmente nos llevará a un cambio mas acelerado y benéfico para la consciencia colectiva.

 

La consciencia unitaria e integral nos enseña qué todo en la vida, en el cosmos, en el planeta, así como en todo tipo de relaciones es totalmente interdependiente. Algún día no tan lejano, la humanidad volverá a caminar de la mano, con esperanza, alegría, solidaridad y amor incondicional. Sembrar las semillas de la consciencia cósmica universal es tarea de todas aquellas almas qué caminan de forma esforzada, sostenida y ejemplar unos pasos delante del resto.