A menudo, el ser humano le teme mucho al misterio, así como también a todo lo desconocido y a la soledad. Y entonces, deja de lado parte importante de la belleza, el encanto, la poesía y el brillo supremo de la existencia en un cuerpo humano.

 

Nada hay mas bello en la vida, que el misterio. Nos hace avanzar y vencer todo tipo de obstáculos, y nos convierte en personas fuertes, independientes, equilibradas, valientes, libres y soberanas.

 

De pequeños, amamos lo desconocido. Ahí se encuentra la fuente del conocimiento y de todas las experiencias y circunstancias que nos llevan a la senda de la auténtica y genuina sabiduría.

 

Y en cuanto a la soledad; el sendero iniciático de la vida es intrínsecamente necesario emprenderlo en la dulce compañía de la soledad. De esa manera, la soledad se transforma es un infinito manantial de prosperidad, avance y multiplicación.

 

Amar al misterio, a lo desconocido y a la soledad es también una forma amarse a si mismo. Pues, permite descorrer el denso velo de la ignorancia, la esclavitud, el miedo, la ceguera espiritual y la autocomplacencia.