~ Cosmovisión Andina ~
La historia oficial, muy poco o casi nada, sabe realmente acerca de lo que ocurría en América, antes de la llegada de los conquistadores españoles. Por cierto, no hubo ningún descubrimiento de América; lo que si hubo fue un encuentro de dos mundos extremadamente diferentes: uno muy culto, refinado y sabio; y otro, muy violento, cruel, ambicioso y perverso (eso si está muy bien documentado). En el caso particular del mundo andino y del profundo misterio de la civilización inca, el punto de vista de la historia oficial constituye solo un punto infinitesimal en el horizonte.
Cuando se desató la cruel barbarie de los conquistadores, fueron muchos los que se apartaron hacia las altas montañas, los valles inaccesibles y regiones remotas, para así continuar viviendo por varios siglos alejados de la fiebre violenta de la nueva «civilización». Y, es así, que las raíces profundas del conocimiento y la sabiduría de la cultura andina se mantuvieron vivas como las cenizas de la hoguera, en espera del tiempo del renacer del fuego místico y sagrado de los viejos tiempos.
El Tahuantinsuyo nunca desapareció. Los pueblos andinos siguieron reverenciando el eco de los valles, las bondades de la Mama Coca, el brillo del Taita Inti y la Mama Quilla; y aprendiendo de la voz de los ancianos y los sabios, que generación tras generación mantuvieron viva la sabiduría implícita de las grandes verdades y saberes de la cosmovisión del mundo andino.
Manteniendo en alto tanto como se pudo, el fuego vivo de las leyendas, los mitos y las formas culturales ancestrales. Prestando sus oídos y sus corazones a la voz de los Apus sagrados, contemplando el vuelo del cóndor, escuchando las suaves melodías de las quenas y las zampoñas y observando el colorido inocente y bello de las llamas pastando en los fértiles valles andinos.
Las antiguas leyendas nos hablan de tiempos remotos, de ciudades mitológicas bajo la tierra, unidas por túneles dimensionales y habitadas por magníficos seres extraordinarios. De tecnologías incomparables y asombrosas, portales inter dimensionales y discos solares. Y bueno, ahí es donde se fijan los contornos y los orígenes de la gran civilización inca, y en los que el último período reconocido por la historia oficial no es mas que la punta del iceberg.
Llegará el tiempo en que el águila y el cóndor volarán libremente trayendo unidad, paz y armonía, regresando la alegría de los viejos tiempos. Y, entonces, las brisas de las montañas y el rasgueo de los charangos nos susurrarán al oído suaves melodías trayendo la voz y el mensaje de los Incas Ascendidos. Los que nos invitan a despertar a los albores de los Nuevos Tiempos, en que los hombres reconoceremos y recordaremos las eternas verdades escondidas en las recónditas profundidades de la sabiduría y el conocimiento del mundo andino.