~ Con Mi Querido Maestro: Don Solón Tello L. ~
Esta foto fue tomada en Reñaca, un balneario próximo a Viña del Mar, en la costa central de Chile; y debe corresponder a unos 19 años atrás aproximadamente. Fue la primera ocasión en que él ilustre maestro, Don Solón Tello, se encontraba cara a cara frente al mar. Recuerdo vívidamente su gran impresión, puesto que hasta ese momento el mayor caudal de agua que había visto en su vida era el del río Amazonas. De hecho, él nació en Nauta, una pequeña aldea ubicada justo frente a la confluencia de los ríos Marañon y Ucayali. Dicha confluencia es el punto exacto en que el enorme caudal de agua toma el nombre de «Río Amazonas».
Tuve el gran privilegio de ser su alumno, aun cuando por aquel entonces jamás imaginé las inmensas repercusiones que ello tendría en mi vida futura. Don Solón enseñaba sin enseñar. Su transferencia se producía en forma natural y espontánea a través de nuestras conversaciones, viajes, interacciones y ceremonias; donde el buen humor, la simplicidad y la cordialidad siempre se encontraban presentes, ya que la sofisticación en modo alguno formaba parte de su carácter. Dios bien sabe, que en ninguna ceremonia he dejado de invocarlo, invitarlo, recordarlo y agradecerle por su importante presencia y compañía en mi vida.
Sus principales herramientas eran: la humildad, la sencillez, la sinceridad, el buen propósito y el Amor a Dios. Sus ornamentos: su infaltable guayabera, el crucifijo, sus rústicas sandalias, la botella de alcanfor y camalonga, el agua florida y la piedra que usaba para curar. Como asimismo, los infaltables mapachos y la dulce medicina de la Madre Ayahuasca. Eso era todo para él.
Una noche me sorprendí mucho al verlo rezando con mucha devoción frente a una imagen de Sai Baba. Recuerdo que cayaron algunas lágrimas emocionadas de mis ojos, ya que hasta ese momento según lo que recuerdo, nunca habíamos tocado el tema de mi estrecha relación con mi Amado Padre Sri Sathya Sai Baba. Pero bueno, cuando uno hace sus mejores esfuerzos por ser un buen ser humano, todos los caminos conducen al mismo Dios.
Aprendí mucho de él en muchos sentidos. Aún hoy en día, seguimos muy conectados, él en su plano y yo en el mío. La ciencia de la Madre Ayahuasca, es algo muy vasto, complejo y profundo a la vez, y siempre se estará renovando en diferentes formas. La presencia de un verdadero maestro resulta vital para el desarrollo integral y expansivo del aspirante.
En muchos aspectos, Don Solón era totalmente diferente a mí; pero en esencia, éramos muy parecidos. Sinceramente, pienso que sin su presencia en mi vida, me hubiera sido casi imposible el desarrollo y la experiencia en el manejo de esta noble y sagrada ciencia del mundo amazónico.
Mi vida afortunadamente ha estado rodeada y bendecida por la presencia de los «Maestros». Así, he ido encontrando y nutriéndome de diferentes tradiciones, formas, expresiones y manifestaciones. Claramente, Don Solón, fue y sigue siéndolo, una manifestación pura de ese Amor incombustible hacia aquellos maravillosos Seres que el destino nos pone por delante para que con paciencia, esfuerzo y dedicación lleguemos a convertirnos en la mejor expresión de nosotros mismos.