Todos los grandes Seres y maestros que alcanzaron el majestuoso logro de la Iluminación, no debieron viajar muy lejos para alcanzar tan magnífica y apreciada recompensa. Sino que más bien, la encontraron dentro de sí mismos; en las inmensas y vastas profundidades del océano de la majestuosidad interior.
Desde luego, eso no habrá sido nada fácil para ninguno de ellos, y para lo cual, debieron sin dudas trabajar con enorme paciencia, disciplina, determinación y reverente devoción. Todo lo cual, finalmente los condujo a la meta suprema de la Realización del Ser.
Necesariamente debieron apartarse de las experiencias transitorias propias del mundo sensorial y del ruido externo del mundo tridimensional; para poder entregarse por completo a la profunda experiencia de escuchar el glorioso silencio de la voz interior. Y de ese modo, alcanzar los dulces frutos de la comprensión y la sabiduría verdadera, el desapego y el desarrollo del intelecto y la mente intuitiva.
De acuerdo a sus propias enseñanzas, así como ellos lo lograron nosotros también lo podemos lograr, siempre y cuando nos enfoquemos totalmente en esa dirección. Sin importar el tiempo y los esfuerzos que ello nos demande; ya sea en esta vida, la siguiente o aún más adelante.
Si los seres humanos dedicáremos más de nuestro tiempo a las prácticas espirituales, y menos a comer, beber y a malgastar el tiempo en todo tipo de trivialidades y asuntos irrelevantes, seguramente en unos cuantos años seríamos capaces de alcanzar la gloria de la Auto-Realización. La ansiada meta dorada de todo sincero peregrino espiritual.
~ Águila Blanca ~