La auto consciencia o consciencia de sí mismo, es la facultad o capacidad más relevante y extraordinaria que posee el ser humano. La que claramente lo distingue, eleva y hace diferente a cualquiera de los otros reinos de la madre naturaleza. La consciencia colectiva de las masas, adolece del adormecimiento de la comprensión de las enormes posibilidades que por parentesco divino le son inherentes al ser humano.

 

El potencial del ser humano es enorme, misterioso, fascinante e infinito. De tal modo, que la encarnación en un cuerpo humano es un gran privilegio y una magnífica y excelsa oportunidad de expandir y multiplicar sus límites, una y otra vez. Entonces, depende de cada cual, el buen o mal uso que haga de dicha oportunidad. Somos los arquitectos de nuestro destino. Ser auto conscientes de ello hace una gran diferencia.

 

Últimamente, depende del esfuerzo de cada cual el despertar y desarrollar la Consciencia interna de sí mismo. La cobardía, la comodidad, la indecisión, el sometimiento, o la falta de discernimiento, fe y sentido común, hacen del hombre una criatura pobre, débil, enfermiza, vulnerable y temerosa. Las anteojeras, los tapabocas y los tapones en los oídos son opcionales.

 

Por el contrario, la auto consciencia eleva la confianza, fortalece el espíritu, endurece la voluntad, y aumenta significativamente la comprensión y el entendimiento del porque estamos aquí, a que hemos venido y cuál es nuestro verdadero y real propósito. De acuerdo a ello, y al consiguiente buen o mal uso que hagamos del derecho al libre albedrío, será el tipo de vida que habremos de experimentar.