Probablemente ninguna personalidad en el mundo occidental haya llegado a ser tan conocida, como la figura del maestro Jesús. Aún cuando los hechos por los que se le conocen ocurrieron hace ya más de 2.000 años y las fuentes de las que provienen estos conocimientos, son difusas y poco rigurosas en términos históricos. Aún así, comparativamente son pocas las personas que ponen en duda su existencia y es una realidad indesmentible la trascendencia que ha tenido en el pensamiento colectivo y en la conducta y el desarrollo de la sociedad del mundo occidental.
Probablemente no exista ninguna otra personalidad en la historia del mundo occidental, que haya llegado a ser tan reconocida como la figura del maestro Jesús. Aún cuando los hechos por los que se le conocen ocurrieron hace ya mas de 2.000 años y las fuentes de las que provienen estos conocimientos, son difusas y poco rigurosas en términos históricos. Asimismo, comparativamente son pocas las personas que ponen en duda su existencia. Es una realidad indesmentible la trascendencia que su Magna Presencia ha tenido, tanto en el pensamiento colectivo, como en la conducta y en el desarrollo de la sociedad del mundo occidental.
Se dice que en la actualidad aproximadamente mil trescientos millones de personas son creyentes o cristianas, pertenecientes a alguna de las distintas ramas o denominaciones que se han ido generado a lo largo de la historia. Sin embargo, dentro de esa enorme cantidad, son muy pocos aquellos que comprenden en profundidad la inmensidad celestial de su mensaje, y menos aún, los que ponen en práctica sus bellas enseñanzas. Las cuales esencialmente no difieren grandemente de las verdades y enseñanzas universales que nos han traído otros maestros de diferentes tradiciones tanto en el pasado, como en el presente.
Hay muchas razones para comprender esto. Pero, sin duda una de las principales tiene que ver con la distorsión, la errada interpretación y la manipulación intencional de los documentos originales por parte de los poderes y los velados intereses de quienes se apropiaron de su mensaje. Como asimismo, a las rígidas, estrechas y limitadas doctrinas que se crearon y establecieron en torno a su luminosa y fulgurante figura.
Y entonces, tenemos que la mayoría de las personas hemos recibido esta información a través de las diversas ramificaciones que se fueron generando de la raíz original del cristianismo primitivo, tales como iglesias, sistemas educacionales, doctrinas religiosas o patrones familiares, entre otras. En términos generales, se desconoce que dichas informaciones en muchos casos carecen de veracidad, no corresponden a la realidad, y que fueron incorporadas a las escrituras y difundidas varios siglos después de que los hechos históricos tuvieron lugar.
En la sabiduría metafísica o esotérica la figura del Maestro Jesús, es vista como un gran Avatar o Maestro Perfecto. Dicha comprensión dista mucho del conocimiento mas elemental y rudimentario que poseen las grandes mayorías, las que en su gran medida aún le rezan a una figura crucificada, sangrante y llena de sufrimiento. Y además, escuchan regularmente las prédicas y sermones de sacerdotes, que en buena medida tienen conocimientos y entendimientos muy básicos y primarios de lo que son las verdaderas leyes espirituales.
Todo esto nos lleva, a que la doctrina del cristianismo con su interpretación literal y en muchos casos infantil de las sagradas escrituras que la nutren, sea parte importante en la distorsión y la errada comprensión del mensaje y la misión que cumplió el maestro Jesús en dicha encarnación.
En todas las tradiciones, las escrituras, los mitos o las leyendas de los mundos antiguos, es algo absolutamente sabido por las mentes más adelantadas, que todas ellas son meras representaciones metafóricas o alegorías de las eternas verdades espirituales. Y que como tales, estas deben ser necesariamente entendidas y asimiladas con la mente abierta, con discernimiento, intuición, ecuanimidad y con el corazón abierto y receptivo.
El verdadero “Amor”, es la frecuencia vibratoria más elevada en todo el universo. La cual sostiene y nutre la creación divina en todos los planos y dimensiones, tanto en la tierra como en el cosmos. En esa bendita y profunda palabra, se puede sintetizar la totalidad del mensaje del gran Avatar.
El día que aprendamos a amar a Dios, amar al prójimo, así como también a nosotros mismos; los seres humanos daremos un gran paso en nuestro propio proceso evolutivo. Para llegar a experimentar esa hermosa vibración es muy necesario llevar una vida ordenada, con autodisciplina, moderación, control de los sentidos y procurando desarrollar nuestras mejores virtudes, intenciones y cualidades. Y naturalmente, en lo posible bajo la guía de un auténtico y genuino maestro, tal como lo fue y lo sigue siendo, el Divino Maestro Jesús.
~Águila Blanca ~