Con mucha frecuencia el hombre olvida, o simplemente desconoce que el pensamiento tiene un inmenso poder. De hecho, a cada momento nos estamos convirtiendo en lo que pensamos. Por consiguiente, de esa forma a cada momento estamos moldeando nuestra personalidad y diseñando nuestro propio destino… Y ello, no es poco decir.
Para bien o para mal, los pensamientos son las raíces de nuestros sufrimientos y pesares, o la causa de nuestra alegría y prosperidad. El pensamiento precede a la acción, esta genera un hábito, de ahí se crea una tendencia y de esta se deriva un carácter. Y es el carácter lo que últimamente define a la personalidad. Aunque muchos aun lo ignoren, somos los arquitectos de nuestro propio destino.
La vida correcta, el enfoque correcto y la fe interior son de gran ayuda en cuanto a pensar en forma correcta. Una alimentación sana y bien balanceada, tiene mucha influencia en la generación de los buenos pensamientos. Y ello va mucho más allá de lo que ponemos en nuestras bocas… Prestar mucha atención a lo que escuchan nuestros oídos, lo que ven nuestros ojos, lo que sale de nuestras bocas, o cuánto tiempo le damos al cultivo del silencio interior, son elementos muy relevantes en cuanto a generar energías y pensamientos positivos.
Entonces, poner atención en los pensamientos positivos es un muy buen paso, lo que ciertamente es un arte y un logro muy elevado. Los pensamientos positivos son un arma muy poderosa y sacan a relucir los más noble, sublime y elevado en el ser humano. Su poder inconmensurable. En cuanto a los pensamientos negativos, es exactamente igual, solo que a la inversa o en la dirección contraria.
El mundo material tiene sus propias leyes y su propia lógica. Lo mismo ocurre en el mundo invisible o espiritual; y resulta que el mundo de los pensamientos y los sentimientos tienen su origen en dicha esfera; por lo que constituye un error monumental no reparar en ello. Somos energía electromagnética, todo lo que entra en nuestro campo energético nos afecta, ya sea para bien o para mal.
La vida al aire libre, la exposición moderada a los rayos del sol, a los influjos de la luna o al brillo de las estrellas, la respiración profunda y consciente, la ingesta regular y necesaria de agua fresca, la alimentación adecuada, la ejercitación física conveniente, la meditación, la autorreflexión, la oración, o el estudio de la vida de las personalidades santas, son direcciones muy adecuadas para corregir y enmendar el rumbo de los pensamientos.
~ Águila Blanca ~
