~ Intolerancia ~
Una de las mayores razones para la enorme falta de entendimiento y cordialidad entre las relaciones humanas se debe a la intolerancia; la que se ha extendido como la mala hierba en las últimas décadas. No están lejanos los tiempos en que no tenía nada de raro o extraño el que las personas pudieran tener diferentes opiniones, y eso no las transformaba ni en enemigos ni menos en idiotas como pareciera ser tan común en estos días.
Los jóvenes de hoy en día creen saberlo todo, y opinan de cualquier tema o materia como si fueran sabios y expertos en todo tipo de temas muy a pesar a pesar de su inmadurez y falta de experiencia, y por cierto, no toleran que se les contradiga. Y, lo que es peor aún, lo mismo ocurre con quienes ya no son tan jóvenes, los adultos y los mayores. El infantilismo emocional, mental y espiritual siempre estará acompañado por la inmensa pequeñez del ego inferior.
La inclinación hacia la intolerancia es inversamente proporcional al conocimiento, la sabiduría y la madurez mental y emocional; y claramente produce mucho daño y perturbación en todo tipo de relaciones sociales. No podemos esperar a que el mundo cambie para hacerlo nosotros. La reforma colectiva solo será posible luego de la reforma individual. No hay otra forma de lograrlo.
La auto reflexión es una muy buena forma de combatir esta arraigada y perturbadora tendencia negativa. El cultivo de las virtudes positivas elevadas tales como la paciencia, la apertura, la humildad, la indulgencia, la flexibilidad, la ecuanimidad, el amor o la objetividad pueden resultar herramientas muy valiosas que nos ayuden a desprendernos en forma positiva de la ciega turbación, el caos y el desequilibrio producido por las férreas y densas garras de la intolerancia.