La verdadera sabiduría se encuentra muy distante de la mera acumulación de conocimientos y saberes teóricos. Es en la atenta observación de los procesos mentales, psicológicos y emocionales que nos acompañan a cada momento, donde se encuentran las semillas del progreso y el desarrollo integral de la personalidad humana.

 

La trascendencia de la vida se esconde sutilmente en el simple hecho de enfocarse constantemente en hacer los mejores esfuerzos en cuanto a vivir en forma digna, plena, respetuosa y alegre. Es ahí precisamente donde cobra gran importancia y hace una gran diferencia la fina atención en los detalles. Finalmente, todo converge en la consciencia unitaria, donde todo es Uno. Donde el principio de la partícula y la inmensidad de la totalidad son uno y lo mismo.

 

El secreto de una vida exitosa e integrada se encuentra en la habilidad con que abordamos y resolvemos la infinidad de sus múltiples detalles. Detrás de cada detalle se esconde el misterio, él encanto y la magia de la manifestación de la Voluntad Divina. Nadie puede progresar en el ascenso evolutivo espiritual, sin procurar hacer los mejores esfuerzos en cuanto a llegar a convertirse en la mejor versión de sí mismo. Mirado desde esa perspectiva, en cada ínfimo detalle podemos ver un aspecto de la Omnipotencia Divina.