La epopeya del Ramayana es considerados una de las obras cumbres monumentales dentro de la tradición espiritual de la India sagrada. Ha sido fuente de inspiración y ejemplo para millones y millones de buscadores espirituales en los últimos milenios no solo en la India, sino que también alrededor de todo el mundo. Dentro del drama épico del Ramayana, Rama y Sita, son personificaciones impecablemente iluminadas de la perfecta encarnación de los mas altos ideales y virtudes hacia los que puede aspirar el ser humano.

 

Y, así, podemos ver que todos los personajes del Ramayana, sin excepción, son arquetipos de los distintos aspectos de la naturaleza humana. Cuando predominan los aspectos superiores de la personalidad, entonces se desarrollan los atributos o cualidades divinas. Entre ellas, la generosidad, la humildad, el altruismo, la compasión, la verdad, la tolerancia, el amor o la empatía.

 

Por el contrario, cuando predominan los aspectos sombríos e inferiores, se desarrollan las tendencias demoníacas; tales como el egoísmo, la vanidad, la altanería, la avaricia, la envidia, los celos, la corrupción, la rabia; así como todos aquellos comportamientos y conductas conducentes a la esclavitud, la miseria y la ceguera espiritual. Vale decir, la ignorancia, con letras mayúsculas. Rol que cumplen a cabalidad, tanto Rávana, el rey de los demonios, como sus secuaces los rakshasas.

 

La batalla simbólica del Ramayana entre las fuerzas del bien y del mal, es tan antigua y tan contemporánea a la vez. Mirando objetivamente el mundo actual, veremos una nueva versión del Ramayana en tiempo presente en toda su extensión.

 

Despertar a la Verdad del Ser, nunca fue tan importante como lo es hoy en día. Ya que es ahora, que estamos dando el salto cuántico individual y colectivo hacia una Nueva Edad Dorada. Donde reinarán y prevalecerán los aspectos mas elevados del género humano, como lo son la Verdad, el Amor, la Paz, la Rectitud y la No Violencia.