Cualquier maltrato hacia cualquier ser, en cualquier forma, ya sea en pensamiento, palabra o acción, constituye en si mismo un acto de violencia. Si tuviéramos una comprensión mas elevada de las leyes espirituales, sabríamos que por la ley de afinidad o de atracción, lo similar atrae lo similar, por lo tanto, la violencia siempre atraerá y generará mas violencia. Y entonces, podremos comprender las palabras del maestro Jesús cuando hablaba de poner la otra mejilla, ya que cada vez que reaccionamos con violencia ante la violencia, solo empeoramos las cosas.

Las palabras hirientes, los gestos desafiantes, la crítica destemplada, los actos irreflexivos e inconscientes, y en general todas las acciones que causan dolor y sufrimiento en nuestros semejantes, son como semillas de mala hierba. Si no las arrancamos de raíz, contribuyen y multiplican la expansión de la violencia en todas sus formas y manifestaciones.

El pasar el tiempo mirando películas violentas y sin sentido, o viendo noticias que en forma permanente están mostrando imágenes agresivas y violentas, afectan enormemente nuestra mente subconsciente. Generan miedos y temores, que asimismo, igualmente tienen el gen de la violencia, ya que en la raíz de las conductas y comportamientos violentos, siempre está la turbación y el desasosiego producido por las consecuencias del miedo, los traumas y el temor.

Entonces, básicamente eso es Ahimsa, una comprensión y un entendimiento elevado de que la única forma de que no exista la violencia, es no contribuir a ella bajo ninguna forma. Para ello es muy sabio dejar de lado la idea de que la violencia es responsabilidad de otros. Cualquier paso que damos en la búsqueda de nuestra Paz interna, es un paso hacia un mundo sin violencia, aún cuando ello pueda tomar mucho tiempo.

La Paz interna es un estado del Ser, que se logra con mucha paciencia y esfuerzo. Es como una planta que debe ser regada diariamente, cultivando buenos pensamientos, actuando con compasión por quienes sufren, cultivando buenas compañías, escuchando la voz de los verdaderos maestros, o leyendo libros inspiradores. También puede ser de gran ayuda, el observar y corregir nuestro comportamiento en la profundidad del silencio, la contemplación y la sabiduría de nuestra alma.

El mundo es algo muy complejo y difícil de comprender. Pero sin duda, si queremos hacer de el un mejor lugar para vivir, es muy necesario desarrollar la compasión, la tolerancia, la verdad, la benevolencia, y en general, todos aquellos atributos y cualidades que nos encaminan hacia la Paz. No es posible encontrar la Paz en el mundo, si es que antes no encontramos la Paz dentro de nosotros mismos.

Que la Paz, el Amor y la Luz puedan brillar en el Corazón de todos los Seres.