~ Doña María Apaza ~
Algunos años atrás, tuve la inmensa fortuna y alto el privilegio de encontrar a la extraordinaria y legendaria doña María Apaza M. Una de las figuras más prominentes en la actualidad del mundo de la Nación Q’eros. De manera mágica y misteriosa el universo urdió y creó las condiciones para que tal evento ocurriera, y yo pudiera visitarla en su casa en las afueras de Cusco.
Doña María ostenta el alto rango de Altomisayoc, el más elevado dentro de la cultura y la tradición de su pueblo. Según cuenta la leyenda, ya desde muy pequeña había señales del alto designio que los espíritus tutelares tenían reservado para ella. Así es, como a los 16 años, María sobrevivió a la descarga eléctrica de un rayo sobre su cuerpo físico, prueba inequívoca por la que deben pasar aquellas personas que ostentarán el alto cargo de Altomisayoc, de acuerdo con sus tradiciones ancestrales.
Encontrarla, abrazarla y amarla fue algo inmediato y espontáneo. La dulzura, el amor y el sutil y poderoso magnetismo que emanan en forma natural de su personalidad es algo que atesoro en la intimidad de mi Ser. Para mi fortuna, me encontré tomando con mucho afecto las manos de aquella extraordinaria mujer que habla con los Apus, que conversa con las piedras, se comunica con las Pleyades, o, asimismo, interpreta con sabiduría el susurro del viento o el suave murmullo de las aguas cantarinas en los arroyos, las cascadas y las lagunas.
A través de ella, hablan la sabia voz de la Mama Coca, el mundo de las estrellas y encuentran expresión la manifestación de la Pachamama y el Taita Inti. La Mama Quilla, el abuelo Cóndor, el eco de los Apus y los valles andinos, son parte integral de su esencia y su linaje estelar. Sin lugar a dudas, doña María, debe ser una de de las curanderas blancas más altas y refinadas dentro del mundo chamánico de la cultura andina.
El collar de cristal que cuelga de sus hombros, fue bendecido Por Amma, en nuestra visita a su ashram en Kerala India. Alegóricamente se puede decir que es un regalo de la Madre de los Himalayas a la Madre de los Andes.
Todo mi amor, gratitud y reverencia a esta notable dulce, noble y sabia anciana. Quien, a pesar de su avanzada edad, continúa llena de vigor, buen humor y el corazón resplandeciente con su noble y hermosa misión de curar, abrir el corazón y mostrar el buen camino, a todas aquellas personas que con respeto se acercan a ella.
