~ El Encanto Mágico de los Delfines ~

 

Dentro del mundo de los mamíferos, los Delfines conforman una extraordinaria y especial familia, la  que desde remotos tiempos aparece especialmente mencionada en las fábulas mágicas, mitos y leyendas del mundo antiguo. Difícilmente haya alguien que internamente no sienta una atracción y un encanto significativo ante la dulce presencia de los delfines desplazándose poéticamente en la cadencia de las olas del mar. Son seres muy juguetones, dotados de gran inteligencia y sabiduría, y quienes además manifiestan una gran afinidad y empatía hacia los seres humanos, ante los que a diferencia de la mayoría de las especies acuáticas, no sienten temor alguno. 

Regularmente los Delfines habitan y recorren en pequeños grupos o clanes los mares templados en diferentes regiones del planeta. Aunque también algunas especies se pueden encontrar en ríos de agua dulce, como en el caso del río Amazonas o  en las enigmáticas y sagradas aguas del río Ganges en la India.

Los podemos encontrar profusamente presentes en la iconografía de muchas civilizaciones antiguas, tales como la griega, egipcia o romana, como se puede observar el relieves, cerámicas, papiros o esculturas de dichas culturas. También, se encuentran muy presenten en las leyendas y  tradiciones de las tribus de las cuencas amazónicas, donde desde siempre su presencia se ha encontrado ligada al mundo mágico y sobrenatural.  Simbólicamente, la figura de estas fascinantes y bellas criaturas ha estado asociada al misterio, a la profundidades del alma, la sabiduría interior, la prudencia, el poder de la mente,  o la curación espiritual. 

De ahí entonces, es que se les atribuía una relación muy estrecha con las divinidades y los mundos superiores. Por lo tanto, siempre fueron considerados como un puente o vehículo de comunicación entre el mundo físico y el mundo del espíritu. Metafísicamente son considerados como grandes Seres de Luz, quienes  cumplen un alto servicio divino en total comunión y armonía con los planos celestiales. Observar el paso de los Delfines, siempre constituirá un espectáculo maravilloso, tanto como una expresión  libre y soberana de la perfección de los altos designios del Creador.

En el mundo chamánico, nuevamente encontramos la presencia del mundo de los Delfines asociado al poder espiritual, y desde luego forma parte del mundo totémico en infinidad de culturas y tradiciones ancestrales. En ocasiones ligado a las sutilezas del mundo onírico, a los procesos de transformación y desarrollo de la personalidad humana, o bien, como un gran aliado en los procesos de curación, tanto a nivel físico como espiritual. Las ballenas suelen ser asociadas en forma muy similar a estas mismas características, y por lo tanto, también son consideradas como seres muy sagrados y portadoras de gran conocimiento y elevación espiritual.

Los niños por lo general en su magnífica y tierna inocencia, suelen sentir gran atracción y magnetismo por estos hermosos y míticos animales. Y dada su condición de mayor pureza y refinación con respecto  a las realidades de los mundos sutiles, frecuentemente es que logran ver y conectar con esta dimensión mas allá de la forma física, en forma natural y espontánea, al no contar aún con todas las condicionantes, limitaciones y prejuicios que caracterizan al pensamiento colectivo propio del mundo de los adultos.  Todos los adultos fuimos una vez niños, por lo que muy bien sabemos de los alcances de esta afirmación.

Desde el punto de vista metafísico, tanto los delfines como las ballenas, se cuentan entre aquellas especies que cuentan con una consciencia superior muy elevada, razón por la cual cumplen roles muy relevantes y trascendentes en el cumplimiento del plan divino en la tierra. A través de sus altas  frecuencias vibratorias emiten potentes señales que se transmiten a través de las rejillas cristalinas y las corrientes astrales, contribuyendo de manera muy efectiva a establecer los equilibrios y los balances energéticos del planeta. Los que se encuentran subsecuentemente severamente dañados por la enorme profusión de energías negativas, producto del estado caótico en que vivimos nuestras vidas gran parte de los seres humanos, además de los efectos devastadores de la polución y la extrema violencia que sistemáticamente azota al planeta.

Y en este punto no debemos olvidar la brutalidad y la violencia con que los seres humanos hemos tratado desde siempre a nuestros hermanos del reino animal.

Simbólicamente podemos ver en el arquetipo del Delfín, un llamado de la Divinidad a recordar nuestra pureza original, y a recobrar y reconocer el alto sentido que tiene la encarnación humana, así como a reflexionar en  la  relación simbiótica de todos los reinos y diferentes dimensiones que  progresan y evolucionan en la madre naturaleza. Desafortunadamente los seres humanos al separarnos de nuestra verdadera esencia, hemos perdido el respeto y la reverencia por la madre tierra, sus criaturas y sus mundos elementales. Desde luego, hay muchas causas y factores para explicar dicha situación, pero una muy fundamental y relevante, es la pérdida del respeto y la reverencia hacia nosotros mismos y a la verdad de nuestro Ser.  

El día que los seres humanos despertemos del largo sueño de la inconsciencia y recuperemos el Amor hacia nuestro Ser, el resto será mas fácil. Y entonces podremos pensar que el Amor y la esperanza volverán a fluir nuevamente en el corazón de la dormida humanidad.

Al observar con detención la vida de los delfines, siempre los veremos alegres y danzantes, transmitiendo elevadas energías y altas vibraciones  que transmiten tranquilidad, paz interior, amor incondicional, y en general, todas las características asociadas a los estados mas elevados de la Consciencia del ser humano. Lo que en lenguaje espiritual es conocido como el estado de Ananda o Bienaventuranza, cuya representación alegórica la podemos encontrar en la representación del paraíso terrenal o Edén, en las escrituras bíblicas en el Antiguo Testamento, o bien, en la poética y profunda metáfora del reino de los cielos mencionada en las sabias parábolas del Maestro Jesús.

La naturaleza permanentemente nos está ofreciendo  maravillosos regalos, tales como la espectacular visión de los delfines cabalgando sobre las olas marinas, la belleza del mundo de las estrellas, el vuelo majestuoso del águila, la imponente y esplendorosa gloria de las montañas nevadas o en el suave perfume del rocío al momento que antecede a la salida del sol. Es cuando sabemos mirar con la pureza de los ojos del corazón, cuando podemos deleitarnos ante el magnífico acontecimiento que se manifiesta a cada momento a través del pulso y la respiración de la energía Cósmica  o Universal.

Los Delfines, al ser mediadores, a la vez que portadores de la Luz de las altas esferas, poseen ampliamente desarrolladas las facultades intuitivas de la telepatía y la clarividencia, por lo que pueden ser conectados en los mundos internos a través de los procesos contemplativos de silencio interior. Lo que de hecho se manifiesta mediante la recepción de pensamientos sublimes, ideas elevadas o dulces y suaves bendiciones, ya sea de manera consciente o subconsciente. Eso ya depende del desarrollo de nuestras propias cualidades y herramientas receptivas.

~ Águila Blanca ~

 

 

 

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